“Todo empezó con una pequeña ranita. Nunca imaginamos que algo tan pequeño tendría un impacto tan significativo.” – Antonio Góngora
Costa Rica es un país que cautiva los sentidos de todo aquel que lo visita. No he conocido a nadie que no se haya enamorado de este país y de su impresionante riqueza natural. A pesar de su tamaño, Costa Rica alberga el 5% de la biodiversidad del mundo, y no es casualidad que muchos de los millonarios más importantes del mundo tengan casas en este hermoso lugar.
Alrededor del año 2006, la región de Playa Agujas, en el cantón de Garabito, comenzó a ganar popularidad. Sus playas vírgenes, ríos de aguas cristalinas, impresionantes cascadas tropicales y miradores de aves exóticas la convertían en un verdadero santuario de paz, un lugar donde la naturaleza se podía vivir y sentir en su estado más puro. Poco a poco, Playa Agujas se convirtió en el destino de cientos de extranjeros que buscaban propiedades alejadas del turismo masivo, y este creciente interés no pasó desapercibido para los desarrolladores inmobiliarios más importantes, entre ellos, Antonio Góngora, hoy presidente de VIVENDI Investment Group.
El desarrollo urbanístico en la región comenzó a avanzar rápidamente. Sin embargo, las estrictas leyes de protección ambiental y los reglamentos urbanísticos representaban un reto constante para los constructores. Muchos optaron por desarrollar proyectos en terrenos más accesibles, que requerían menos permisos y donde el proceso de construcción era más ágil.
Un día, Antonio decidió visitar Playa Agujas. Caminó sobre su arena, respiró el aire puro de la costa y quedó cautivado por la belleza tropical del lugar. Era la playa mejor conservada de la región, y en ese momento, Antonio tuvo una revelación. Él ya soñaba con construir un condominio que no solo fuese una gran obra arquitectónica, sino que también ofreciera terrenos amplios que permitieran una conexión auténtica con la riqueza natural de Costa Rica, algo que nadie se atrevía a realizar por lo complejo de los reglamentos.
«Es aquí», pensó.
Había encontrado, tras recorrer Costa Rica de costa a costa, el sitio perfecto para materializar su sueño y visión. Pero no todos compartían su entusiasmo.
—Estás loco, Antonio —le dijeron sus colegas—. ¿Sabes cuántos años te tomará conseguir los permisos para construir? ¡Y eso si es que los consigues!
Antonio observó a su alrededor y notó un cerro, el único en la región, justo frente a Playa Agujas, con la distancia y la elevación ideales para hacer realidad su proyecto. Sin dudarlo, se apresuró a subir hasta uno de los puntos más altos. Al llegar, quedó sin palabras.
«Recuerdo pararme en ese cerro, impactado por la naturaleza a mi alrededor. Recuerdo escuchar el río correr a solo unos metros de distancia, el canto de las aves exóticas y el impresionante verde de las copas de los árboles. Desde allí, veía el poblado de Quebrada Ganado, con sus techos rojos, y al fondo, Playa Agujas, con la puesta de sol reflejándose en el océano infinito en tonos rojizos».
Mientras permanecía inmóvil, embelesado por la vista y la magia del momento, bajó la mirada y se encontró con una pequeña ranita de un verde intenso que parecía brillar bajo la luz del atardecer. Se arrodilló, extendió la mano, y la ranita dio un salto, posándose delicadamente en su palma. Antonio la contempló, comprendiendo en ese instante que había encontrado la señal que necesitaba para seguir adelante con su sueño. En su interior, sintió el fuego y la motivación que lo guiarían en los años venideros.
Tras más de 15 años de arduo trabajo, diseño, trámites y permisos, hoy VIVENDI Investment Group se enorgullece en presentar su proyecto más importante: “Agujas Ocean View”, la realización de un sueño impulsado por una pequeña ranita que, sin saberlo, desencadenaría un gran cambio.
Mauricio Gutiérrez
CCO – Managing Partner
VIVENDI Investment Group